Sacamos el pulpo del congelador la noche anterior y lo dejamos en una fuente dentro de la nevera para que se vaya descongelando lentamente.
Ponemos a calentar el agua en una olla alta (sin sal, el pulpo se sala una vez cocido). Cuando esté caliente pero sin hervir, lo asustas, para ello lo introduces y sacas (sosteniéndolo por la cabeza) tres veces en el agua hasta que finalmente lo dejas dentro a que inicie la cocción.
Una vez que empiece a hervir, contamos 30-35 minutos.
Pasados ese tiempo, pinchamos con el tenedor en la parte gruesa de los tentáculos, exactamente en la parte que casi toca la cabeza y comprobamos si está dura o ya consideramos que está en su punto. Dependiendo de una cosa u otra, dejamos unos minutos más.
Cuando esté cocido, lo retiramos para una fuente.
Cortamos con tijera en rodajas gruesas, rociamos con aceite, pimentón y espolvoreamos sal gruesa.
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